Yo creo que casi todos hemos vivido o escuchado alguna situación parecida a esta…
- Juan/a: “Oye, Luis/a, estamos hablando de ir a cenar los compañeros. Ya somos ocho” “¿Te apuntas?”
- Luis/a: “¿Quién va?” “¿Va Antonio/a?”
- Juan/a: “Si”
- Luis/a. “Entonces yo no voy”.
Vamos a suponer que a Luis/a le gustaría ir a esa cena porque se lleva bien y le gusta estar con los siete compañeros restantes, pero decide no ir por no compartir mesa y mantel con Antonio/a.
Analicemos, brevemente, esta situación haciendo dos sencillas preguntas y sacando alguna conclusión ante las respuestas que se proponen.
- ¿Qué es lo que realmente está haciendo Luis/a sin darse cuenta?
Sencillamente lo que está haciendo es dar poder a Antonio/a. Para Luis/a, Antonio/a es más importante sobre su vida que él y los siete compañeros con los que tiene una buena relación.
Moraleja 1. Mira a ver a quien das poder en tu vida, porque si se lo das a otros te lo estas quitando a ti. Por defecto, damos más importancia a las personas que nos tratan mal más que a los que nos muestran su afecto. ¡Prioricemos correctamente, entonces!
- ¿Por qué sabe Luis/a que se lo va a pasar mal si va a la cena?
Claramente porque Luis/a va a estar en todo momento pendiente de Antonio/a. La experiencia de la cena va a estar basada preferentemente en lo que hace/dice, no hace/no dice Antonio/a.
Moraleja 2: La realidad es aquello a lo que se presta atención. Si en vez de estar pendiente de Antonio/a, Luis/a prestase atención a lo que dicen/hacen el resto de compañeros de cena la experiencia podría ser de mucha satisfacción. ¡Elijamos bien, entonces!